martes, 7 de julio de 2015

Esa fauna que alberga el transporte público

Todos los días me levanto con muy buenos ánimos… no, no es cierto, pero sí casi todos los días. El problema es que casi siempre me encuentro con algún tarado en el servicio público que cree que el mundo gira a si alrededor, siempre de un silencio fingido e hipócrita en vez de tener la delicadeza de mover su humanidad, manteniendo su comodidad en el bus.

Es interesante poder apreciar que la gente no se desprende de su naturaleza por más que se encuentre bien vestida y parezca educada. Cabello corto, bien peinado, maleta (no mochila) al hombro, lentes y, por lo general, traje. Sin embargo, esa apariencia de “gente” termina ni bien llega un bus vacío en la estación de buses y a galopes se lanza para alcanzar nada menos que un lugar vacío que lo llevará de la estación de la Universidad de Ingeniería a Canaval y Moreyra.

Muy fresco, se quedará inmutable ante las quejas de la fémina que atropelló en su carrera por el preciado lugar vacío para 25 minutos de recorrido. Mirará pensativo por la ventana del bus mientras el transporte lo lleva por calles llenas de gente, autos, cielo gris y clima húmedo. Se pondrá los audífonos y sacará su “smartphone” y mientras el reproductor musical hace su trabajo, se pondrá a observar su correo electrónico, sin más cosa interesante que leer que la publicidad de descuentos que llega cada diez minutos.

No habrá quien mire indignado o gire la cabeza en señal de desaprobación, pero no dirán nada, así es, nada. El bus entero mirará asombrado de tal muestra de caballerosidad, pero no dirá nada. Todos seremos cómplices, pero no diremos nada. A lo sumo, alguien a lo lejos vociferará por la malcriadez o falta de cortesía, cómo quieras llamarlo. El resto, mirará, como el infractor de la norma de conducta a través de la ventana, como si no se hubieran dado por enterados, notificados. Pero bien lo dice una norma, te presumirás válidamente enterado cuando el acto adquiera publicidad. Es ese silencio cómplice por omisión el que nos lleva a ser la sociedad que somos, de que vale quejarnos si miramos fuera del bus.